Son unas 25 cooperativas. Ahora proyectan crear la Corporación Cooperativa Rosario, que unirá tres empresas de este tipo en el Parque Industrial de Pérez. En general, producen más que antes.
El movimiento nacional de empresas recuperadas, que creó 15.000 fuentes de trabajo en todo el país, agrupa en la provincia de Santa Fe a 25 cooperativas, que significan 1.300 puestos. «Hemos parido un modelo de producción, que significa la última frontera frente al modelo neoliberal», dice con orgullo José Abelli, presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA). Pasados los años más duros, en que los cierres de fuentes de trabajo eran algo cotidiano, y comenzar la autogestión era un camino incierto, FACTA encara una experiencia de internacionalización del modelo, así como el desarrollo de redes, en lo que conciben la segunda etapa de las recuperadas. «Hemos salido a nacionalizar e internacionalizar nuestro modelo. El sector social de la economía, conformado por todo tipo de cooperativas, como las agrícolas, las telefónicas y nuestras empresas, ocupa el 9 por ciento del Producto Bruto Interno. Pero son fuerzas que al estar dispersas no se perciben», agregó Abelli. Proyectos internacionales y otros de alcance local, como la creación de la Corporación Cooperativa Rosario, que unirá tres empresas cooperativas en el Parque Industrial de Pérez, son algunas de las novedades de un movimiento que cada día gana vitalidad.
Lo más llamativo son los proyectos internacionales: integraron a la Figliera Solidale del Cottone (cadena solidaria del Algodón) de Italia, con los productores algodoneros del Chaco y la recuperada Textil de Pihué (ex Gatic). «Eliminamos a los intermediarios que se quedan con la parte del león, y colocamos los productos en la Popular, que es la cadena de distribución cooperativa de Italia, todo en el mecanismo del comercio justo, es decir, con un precio justo y sustentable. Desde el campesino que siembra, y ya sabe a cuánto se va a vender, hasta el consumidor que lo compra a un valor solidario», indicó Abelli. En este verano europeo, se exportaron a Italia 40.000 remeras, y para el año próximo prometen enviar 200 toneladas.
No es la única propuesta asociativa con el movimiento cooperativo italiano. En el marco de la propuesta CADI (Cuero Argentino, Diseño Italiano), desarrollan una alianza estratégica entre las empresas recuperadas italianas Gomus, que produce suelas de caucho y Calzature Luis, que realiza las terminaciones, con las argentinas Textil de Pihue y Cooperativa Unidos por el Calzado(ambas ex Gattic). Para el año próximo, la cadena solidaria del caucho integrará a los productores del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil con estas empresas, para colocar los productos en las góndolas europeas. «Es muy común escuchar que no se puede competir con los chinos. Pero nosotros competimos por productividad», afirmó Abelli.
Otra pata de la internacionalización está en marcha con Venezuela. La intención es «transferir tecnología social, es decir la experiencia de autogestión de trabajadores en alianza con el Estado», explicó Abelli. Esa tecnología social de Zanello se aplicará en el desarrollo de una fábrica de tractores e implementos agrícolas, que se realizará en conjunto con el Movimiento de Industria Ligera y Comercio de Venezuela, así como con el Movimiento Socialista Revolucionario de los trabajadores de aquel país. La idea surgió por un problema de ensamble en la maquinaria que está exportando Pauni, y allí se propuso avanzar en la industrialización.
La misma propuesta se llevará a Formosa, donde comenzarán a sembrar porotos negros para Venezuela, en conjunto con el Movimiento Campesino de Formosa (Mocafor).
En el terreno nacional, Abelli considera que están entrando en la «segunda etapa de recuperación». La creación de la Corporación Cooperativa Rosario permitirá unir a varias recuperadas en un predio de cinco hectáreas del Parque Industrial de Pérez. Para eso, la provincia deberá hacer una expropiación. Por un lado, Herramientas Unión, Ruedas Rosario y Fader (cuyos trabajadores continuaron trabajando cooperativamente) utilizarán su sinergia productiva en la metalmecánica, pero también se piensa trasladar al mismo parque industrial a la empresa La Cabaña, que produce más de 590 toneladas mensuales (más que cuando funcionaba bajo patrón) y a las fábricas de pastas Mil Hojas y Resurgir (ex Merlat).
Todos estos proyectos surgieron de la acumulación de conocimientos de los dirigentes de las cooperativas, que de golpe saltaron de la cultura del trabajo asalariado al aprendizaje de manejar empresas. Ese conocimiento, a tono con el modelo que proponen, debe ser volcado colectivamente. Uno de los trabajadores de Pihue, Francisco Martínez, dijo en una asamblea la frase que se convirtió en leit motiv del movimiento: «Valientes para Ocupar, heroicos para resistir, inteligentes para producir».
Es por eso que pretenden reinvertir los excedentes de las empresas -que en la mayoría de los casos producen más y mejor que en su etapa tradicional- en inversiones productivas de valor tecnológico agregado. Por ejemplo, Mil Hojas cuadriplicó la producción de la época bajo patrón. Y toda ganancia se despeja cumpliendo con dos requisitos básicos: salarios dignos y creación de nuevas fuentes de trabajo.
Para una tercera etapa quedará crear un sistema de seguridad social y de crédito propio, y también el armado del desarrollo de redes para construir una cadena de distribución y comercialización de los productos. Pero ese es un objetivo a más largo plazo. Mientras tanto, acumulan la experiencia de otro mundo posible.
Diario Rosario/12